Ayer fui hasta Cañada en tren. Un grupo de usuarios apoyados por la exintendenta cañadense realizaron un viaje reclamando la continuidad del tren de pasajeros y me uní. La excursión me servía para apoyar el reclamo y realizar alguna nota. Había participado de una jornada similar en el mes de mayo, cuando algunos habrían el paragua antes de que llueva y volví ayer, cuando la tormenta ya está declarada.

A mí me sirvió para confirmar algo que intuía desde que este servicio comenzó a funcionar, hace un poco más de dos años: A los mandatarios locales no les importa la continuidad del tren. O por lo menos no les importa lo suficiente como para exponer públicamente la situación en sus comunidades.

Hace un poco más de dos años todos los intendentes y presidentes comunales del corredor estuvieron en la inauguración del servicio. Se pusieron sus mejores trajes para sacarse la foto. Sonrientes, bien limpitos y perfumados posaron ante las cámaras y respondieron las preguntas que le hicimos con buena predisposición.

Hoy la situación es otra. El servicio esta jaqueado por decisiones políticas que llevan a la desinversión y derivan en constantes cancelaciones. Pero los mandatarios locales no parecen advertirlo y si casualmente alguien los consulta contestan con el manual del político argentino; una formula secreta que les permite responder cualquier pregunta usando un montón de palabras para no decir absolutamente nada.

¿Cuál es el motivo por el que no se ocupan? ¿Ignoran la situación? ¿No les importa? ¿Tienen miedo a las represalias? ¿Hay una bajada de línea de los referentes provinciales para que no se pronuncien? Quizá algún intendente esté leyendo estas líneas y pueda contestarme.