La Plaza Tita Merello supo ser el lugar de reunión de una de las barriadas más populares de San Jerónimo. Lugar de festejo de cumpleaños, guitarreadas, partidos de fútbol y también un espacio para que los chicos puedan jugar y divertirse. Pero de un tiempo a esta parte se encuentra en un estado de abandono
La Plaza Tita Merello supo ser el lugar de reunión de una de las barriadas más populares de San Jerónimo. Lugar de festejo de cumpleaños, guitarreadas, partidos de fútbol y también un espacio para que los chicos puedan jugar y divertirse.
Pero de un tiempo a esta parte se encuentra en un estado de abandono absoluto. De vez en cuando se corta el pasto, los juegos se mantienen gracias a la buena voluntad de los vecinos que no se resignan a perder ese espacio y lo mismo pasa con los parrilleros. La iluminación del predio de noche es prácticamente nula.
Eso sin contar que gran parte de la superficie de ese pulmón verde fue destinada a la construcción de viviendas sociales, que por aparente desinterés de las gestiones provinciales registran un escaso avance en los últimos años, quedando prácticamente abandonadas, hasta convertirse en una especie de elefante blanco sanjeronimense.
Un letrero que prohíbe atar caballos en el predio parece ser el único mojón que alerta sobre el paso de la actual gestión comunal en ese espacio verde. Pero a simple vista se advierte que los caballos mantenían en pasto en mejores condiciones que la gestión comunal.
Las inversiones millonarias para poner en valor los otros espacios de la localidad contrastan notablemente con el abandono que sufre la plaza de la zona norte. Mientras se publicita con bombos y platillos la incorporación de nuevos juegos en todo el pueblo, la Plaza Tita Merello no ha recibido ninguna mejora e incluso se encuentra en mucho peor estado que hace 10 años.
En algunas entrevistas periodísticas el presidente comunal, con licencia en sus funciones, aseguró que la plaza en cuestión va a tener un proceso de puesta en valor cuando se termine de renovar la Plaza Sarmiento. Pero: ¿era necesario dejar a la Tita en este estado de abandono?
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